sábado, febrero 28, 2009

Volvi

Te tengo abandonado amigo Blog, mis ultimas notas las publique en facebook.
voy a dejar una parte de mi nuevo cuento que se llama encuentro de dos reyes.

Hace mucho tiempo en una época ya olvidada por los hombres, ocurrió una curiosa historia. Cuentan que un día descendió sobre la cina de una montaña un Dragón, se encontraba herido y apenas posos sus patas sobre la tierra se desplomo, el dragón permaneció ahí tendido hasta que un ruido lo despertó, algo se acercaba ruidosamente, el reptil abrió los ojos y frente a él se encontraba un tigre, un joven y desorientado tigre. Miro al dragón con desconfianza, quien era esta criatura, que hacia aquí en la montaña, el reptil fijo sus ojos en el felino y hablo –Hola, discúlpame, no creí que hubiese alguien por aquí. El tigre no dejaba de mirar al enorme dragón, tendido sobre su vientre, lo circundo sin quitarle los ojos de enzima, incluso así de lastimado el enorme animal era majestuoso, eso que tiene los dragones que los vuelve irresistibles. El dragón volvió a hablar pero esta vez su voz era melodiosa y tranquilizadora –Pareces nervioso, te ocurre algo. El felino se calmo por un instante, pero mantuvo la distancia, luego poso suavemente sobre el piso y con los ojos aun posados en su interlocutor dijo –La vida que me ha tocado vivir es muy dura, todos me presionan y quieren que de mas, me exigen que escuche sus problemas, pero nadie escucha los míos, a veces siento ganas de sacar mis garras y acabar con esos ingratos. El felino continuo hablando de sus pesares y el reptil escucho atentamente todo lo que joven tigres decía, cuanto el tigre hubo finalizado el dragón hablo –Debes relajarte, haces un enorme esfuerzo por cumplir con todas tus obligaciones, trata de decirles lo que te ocurre, seguramente te entenderá.-Nunca me van a entender, ya les he demostrado mi descontento, pero ello quieren mas y mas de mí, no sé cuanto más podre tolerarlo. Entonces el dragón con su melodiosa voz volvió a hablar – Yo voy a ayudarte, estaré aquí en esta montaña para ti cuando me necesites, estoy muy lastimado y cansado, pero puedes venir a verme cuando quieras, no te preocupes, encontraremos la solución a tus problemas. Así fue que los dos animales comenzaron a verse y se contaron el uno al otro sus vidas y sus penas. El dragón había sufrido grandes heridas a lo largo de los últimos años tanto así que tuvo que bajar a la tierra para sanar y poder recuperarse, necesitaba mudar de piel y reconstruir su espíritu deshecho. El tigre en cambio comenzaba a vivir su vida y se enfrentaba con los retos que encaraba el camino hacia la madurez. El felino tenía un carácter feroz y muy poca paciencia, típica de los jóvenes, cada tanto tiraba un zarpazo al aire, pues su interior era bueno y gentil, pero tenía miedo de mostrarse de esa manera, por eso simulaba ser feroz y ante cualquier indicio de un posible ataque atacaba el primero.